Lunes, 12 de septiembre del 2016 - 09:14 CEST
Es una escena que se puede repetir en muchos hogares: alguien con un desecho en la mano, dudando entre tirarlo al cubo de basura general o a del plástico. Si después de unos segundos de vacilación, decide que, por ejemplo, un cepillo de dientes tiene que ir al contenedor amarillo porque está hecho de plástico, o que un vaso roto debe ir al verde porque es de cristal, estará cometiendo uno de tantos errores que se producen a diario en la separación de basura doméstica, advierten las empresas que se encargan del reciclaje.
El sistema de contenedores azul (para el papel), verde (vidrio) y amarillo (plástico y latas) se remonta a hace casi 20 años, en aplicación de una directiva europea que obliga a las empresas que venden productos envasados a hacerse cargo de la gestión de estos residuos (bajo el principio de quien contamina paga). Y aquí está la clave que explica muchas dudas: los contenedores verdes y amarillos están pensados solo para el reciclaje de envases, que es lo que las empresas pagan por mandato legal.
LAS RAZONES
Los productos que no sean envases o parte de un envoltorio, aunque estén hechos de vidrio o metal, deben llevarse al
punto limpio (o 'deixalleria') o al
contenedor gris de restos. "Las
plantas de reciclaje están preparadas para recibir envases, no todos los productos son iguales, aunque sean de plástico, hay muchos tipos de polímeros. Además, a veces tienen piezas de otros materiales, que no se pueden descomponer en esas instalaciones", explica Nieves Rey, directora de Comunicación de
Ecoembes, entidad responsable de los más de 560.000 contenedores azules y amarillos que hay en España.
Nuevos contenedores de basura en Barcelona.
En términos similares se explica Félix Reneses, director de gerencias y cuentas clave de
Ecovidrio, y que es la entidad responsable de los contenedores verdes: "Todos los envases de vidrio, botellas, tarros de comida, frascos, etcétera, se reciclan al 100%, sin embargo, materiales como la porcelana, vajillas, bombillas, vasos y objetos de cristal tienen una composición distinta" y deben recibir un tratamiento diferente.
Ecoembes y Ecovidrio gestionan el reciclaje de envases, papel y vidrio, haciendo de enlace entre las empresas responsables de los residuos (fabricantes de bebidas y alimentación, droguería, etcétera) y las plantas de tratamiento. Los ayuntamientos se encargan de la basura general (contenedor gris) y la orgánica (contenedor marrón, más conocido en Catalunya, pero aún no implantado en muchos puntos de España), así como de los puntos limpios. Otros productos, como pilas, medicamentos, muebles, etcétera, tienen sus propios circuitos de recogida selectiva.
LOS ERRORES MÁS COMUNES
Aunque en los últimos 20 años se ha avanzado mucho en reciclaje, aún hay productos que siguen acabando en el contenedor equivocado. Hay páginas de internet didácticas que incluyen hasta buscadores por tipo de producto para resolver todas las dudas (como la de
Ecoembes o la de la
Agència de Residus de Catalunya).
Estos son los 10 errores más habituales en la separación de la basura doméstica para reciclar:
JUGUETES DE PLÁSTICO
Aunque sean de plástico, no van al contenedor amarillo porque no se trata de envases. Algunos de ellos, además, contienen otros materiales, como componentes eléctricos. Lo más correcto sería llevarlos a un punto limpio (o deixalleria), ya que los plásticos de los juguetes son de buena calidad, se pueden fundir y reincorporarse al ciclo productivo. Si no, hay que tirarlos al contenedor de restos. "También existen diferentes oenegés que recogen juguetes usados para obras sociales", recuerda Ecoembes.
CEPILLOS DE DIENTES
Al igual que las
maquinillas de afeitar, aunque su material principal sea el plástico, no son envases, y su destino correcto es la fracción de resto (contenedor gris). En el mejor de los casos, se extraerán los materiales reciclables antes de ser enviados a la incineradora o a un depósito. Van también al contenedor gris otros productos sanitarios y de higiene, como los
bastoncillos y los discos de algodón, las
toallitas húmedas, que
causan serios problemas si se arrojan al váter, y los
preservativos.
BOMBILLAS
En ningún caso van al contenedor verde, advierte Ecovidrio. Si se trata de bombillas de filamento tradicionales, deben arrojarse al contenedor gris. Pero si son bombillas de bajo consumo o fluorescentes, es mejor llevarlas a un punto limpio o a las tiendas donde se venden. Desde allí son enviadas a plantas especializadas, se separan los materiales de valor (vidrio y metales) de los peligrosos o no recuperables. Durante el proceso se extrae mercurio de elevada pureza, con el que se pueden hacer pilas o bombillas.
TAPONES DE CORCHO
Si el ayuntamiento ha implantado el sistema de recogida de basura orgánica, ese es el lugar más adecuado, ya que del corcho se puede hacer compost. De no haberlo, por increíble que parezca hay que llevarlos al contenedor amarillo, porque se consideran parte de un envase. También van al amarillo las chapas metálicas y los tapones de plástico. El metal de las chapas se funde para hacer envases, piezas de automoción o herramientas, de los tapones de plástico pueden salir otros envases, cubos y mobiliario urbano.
VASOS DE CRISTAL
Ni ventanas, ni espejos, ni ceniceros, ni vasos de cristal, ninguno de estos productos son envases de vidrio, por lo que no deben ir al contenedor verde, explica Ecovidrio. El cristal de un vaso, por ejemplo, contiene materiales que le diferencian del vidrio y precisa de un tratamiento y temperatura de fusión distintos. Hay que llevarlos al contenedor gris o al punto limpio (pero si el vaso es de plástico, va al amarillo). De los espejos se aprovecha el plástico y el vidrio. Los cristales planos se trituran para volver a fabricar vidrio.
PAPEL DE COCINA
Uno de los errores más comunes es lanzar al contenedor azul las servilletas de papel y los papeles de cocina sucios, cuando lo correcto es tirarlos al contenedor de la basura orgánica. De igual manera, los pañuelos de papel tambén se consideran desechos orgánicos, por lo que van al contenedor marrón. Sin embargo, el papel de aluminio y el film transparente son envoltorios que deben lanzarse al contenedor amarillo. El alumnio se funde para reconvertirse en otras bandejas y papel de aluminio.
BRIKS
Aunque lo parezca, los envases tipo briks no son cartón, o mejor dicho, no son solo cartón.También tienen entre sus componentes el plástico y el alumnio, por lo que es un error tirarlos al contenedor azul. El lugar correcto es el amarillo. En la planta de reciclaje se separan los diferentes materiales para su correcta reutilización. En cambio, las pajitas, un producto de plástico que suele acompañar a los briks más pequeños, especialmente de zumo, no van al amarillo, sino a la fracción de resto (contenedor gris).
PAÑALES
Los productos de bebés generan bastantes confusiones. Por ejemplo, un error habitual es lanzar los pañales al contenedor de la orgánica, cuando su lugar correcto es la fracción de resto o contenedor gris, como se hace con las compresas y los tampones (
el ayuntamiento de Barcelona ha emitido avisos en ese sentido). También deben ir al contenedor gris
los biberones y los chupetes, aunque muchas personas sigan depositándolos en el amarillo por equivocación, advierte Ecoembes.
CUBOS DE PLÁSTICO
Los cubos, ya sean para limpieza o para la playa, no se depositan en el contenedor amarillo. Hay que dejarlos en el contenedor gris de restos o mejor aún, llevarlos al punto limpio, donde se separarán los materiales reciclables (plástico y metal). Siguen el mismo camino lassartenes, cazuelas y otros utensilios de cocina, como los cubiertos. Del alumino reciclado se pueden hacer nuevas herramientas y sartenes. Otro tipo de metal recuperado se puede utilizar para fabricar piezas de automóvil.
BANDEJAS DE POREXPÁN
Las bandejas de porexpán se consideran envases, por lo que van al contenedor amarillo, igual que cualquier otra bandeja, envoltorio o bolsa de plástico, lo que abarca desde las barquetas para la carne, el pescado o el embutido envasado hasta las cajas triangulares para sándwich. También irán al mismo contenedor amarillo las cajas pequeñas de madera que contienen fruta delicada, como las fresas. En cambio, las bandejas de cartón típicas en hostelería y restauración van al azul.
Desde sectores ecologistas, hay voces que critican el actual modelo de contenedores. "Es absurdo que el sistema excluya productos que pueden ser reciclados por el mero hecho de no ser envases", afirma Víctor Mitjans, director de Estudios de
Retorna, una iniciativa que agrupa a varias entidades a favor del sistema de retorno de envases. "Hay plásticos buenos que no se reciclan, no tiene sentido. Somos líderes en
llevar al vertedero y quemar", añade por su parte Julio Barea, responsable de campaña de
Greenpeace España.
EL SISTEMA DE RETORNO DE ENVASES
Máquina de retorno de envases.
Un movimiento defiende recuperar una práctica que hasta los años 80 era muy común: devolver los envases usados a la tienda y recibir unos céntimos (entonces eran pesetas) a cambio. Ahora se le llama Sistema de Depósito, Devolución y Retorno, conocido también por sus siglas SDDR, y es un poco más complejo, ya que también funcionaría con máquinas. En algunos países como Alemania, Dinamarca y EEUU ya se ha puesto en marcha.
Retorna, integrada por varias asociaciones, es su gran defensora. "
No es un sistema excluyente al de los contenedores, porque solo afectaría a los envases de bebidas", explica Víctor Mitjans, director de Estudios de Retorna, que también rebate contra el argumento de que las latas y botellas subirían de precio: "Es un depósito, como cuando pones un euro en el carro del súper". Julio Barea, de
Greenpeace España, asegura que, si se implantara, "de un día para otro desaparecerían todos los envases de la calle", ya que si un incívico dejara una lata tirada, vendría otro a recogerlo porque serían como
10 céntimos tirados en la calle.
Ecoembes acusa a este movimiento de "engañar" a la población. "A través de una causa ambiental, hay una
intención de vender máquinas de recogida de envases", afirma Nieves Rey, de la entidad responsable de los contenedores amarillos. Detrás de la plataforma ecologista, asegura, hay una empresa noruega, Tomra, que podría ganar hasta 420 millones de euros si instala 20.000 máquinas en los comercios españoles. Los 10 céntimos por envase retornado, añade Rey, no es un premio, sino una prenda, porque lo habría pagado por adelantado. "Va a
mercantilizar lo que ahora es voluntario", apostilla.